Divertida canción sobre las vicisitudes que pueden ocurrir en un garito cualquiera.

"Que me meo".

Estaba de cañas con mis colegas, una tapa viene y otra va.
Que rica la cervecita, que fresquita, el garito petado hasta reventar.

De pronto me di cuenta que la vejiga la tenía a punto de estallar.
Pero había cola hasta la puerta, ahí no había forma de pasar.

Que me meo, que me meo, que me meo y que no puedo,
Que me meo, que me meo, que me meo y que no puedo, dejadme pasar, dejadme mear.

Lo intenté en el de las tías, pero me dijeron que me iba a costar.
Dejadme por favor, es una necesidad, haré lo que querais, no me hagais sufrir más.

Una me dijo que le pidiera otra caña, otra me dijo que quería champán.
Otra quería quedar a las doce, pero yo sólo quería mear.

Que me meo, que me meo, que me meo y que no puedo,
Que me meo, que me meo, que me meo y que no puedo, dejadme pasar, dejadme mear.

Al final me fui a la calle, donde sacan los perritos a pasear.
Fui después de un pitbull de un setter, después de un pastor alemán.

Llegó la autoridad y yo fui el único, al que fueron a multar.
Nunca me salió tan cara, una vulgar meada.

Ya no meo, ya no meo, ya no meo, ya no quiero,
Ya no meo, ya no meo, ya no meo, ya no quiero, me puedo aguantar, me puedo mear.

 

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