Esta canción reproduce un bello poema de Friedrich Nietzsche publicado en su libro "Más allá del bien y del mal". En él se recogen las conclusiones de toda la filosofía nietzscheana relativa a la inversión de los valores, o lo que es lo mismo, de cómo se puede interpretar lo malo como bueno y lo bueno como malo,

"Desde las altas cumbres".

Mediodía de la vida, hora divina, edén estival, inquieto gozo de seguir siempre en pie, alerta y al acecho.
Espero a mis amigos, despierto noche y día, ¿dónde os habeis quedado? Venid, que ya es la hora, venid.

¿No se adornó con rosas, el grisáceo glaciar, en este día de hoy, tan sólo por vosotros?
A vosotros os buscan los arroyos, las nubes y el viento, se elevan anhelantes en medio del azul.

Para veros de lejos, con mirada de pájaro, mi mesa en la alta cima, os está aguardando.

¿Quién habita más cerca de los astros, más próximo a la vez, a las negras honduras del abismo?
¿Y qué reino ha conseguido más extensión que el mío, y quién probó mi miel, y quien probó mi miel?

Ya estais aquí, amigos, ¿no es a mí a quién queríais llegar? Dudais, os quedais sorprendidos,
Prefiría que sintiérais rencor.

¿No soy yo ya, acaso es que han cambiado mis manos, mis andares o mi rostro? No soy ya lo que era a vuestros ojos.

¿No soy yo ya, acaso es que han cambiado mis manos, mis andares o mi rostro? No soy ya lo que era a vuestros ojos.

 

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